El sesgo del efecto IKEA y cómo te afecta en diseño UI/UX (y en la vida)
Dime… ¿has comprado alguna vez en IKEA, has transportado tú la caja y después has montado el mueble?
¿O has comprado uno de aquellos preparados para cocinar pasteles a los que solo les falta añadir un huevo y un poco de leche?
¿O quizás has participado en algún taller de creación de cocktails?
Todas estas compañías —especialmente la primera 😅— se han servido del llamado «efecto IKEA».
Te cuento de qué va este sesgo y cómo te afecta en el día a día y al diseñar.
Qué es el «efecto IKEA»
Se trata de un sesgo cognitivo que puede influenciar la percepción de valor de un producto o un servicio.
Según este paper publicado en 2011 en Harvard Business School, las personas tienden a asignar un valor —tanto emocional como monetario— más alto a los productos o servicios que han creado.
En el estudio se presentan varios ejemplos, pero estos dos son quizás los más significativos:
El ejemplo de la caja
Se pidió a la mitad de un grupo que construyera una caja almacenamiento de IKEA (un modelo que se llamaba Kassett).
Escogieron este producto para evitar utilizar un producto que permitiera la posibilidad de personalización, ya que esto está demostrado que también incrementa el valor.
La otra mitad del grupo no tenía que montarla, solo podían analizar una caja ya montada.
Al finalizar la prueba aquellos que habían montado la caja le ponían un precio de $0.78, mientras que aquellos que solo la habían analizado, $0.48.
¿Hacemos origami?
También se trabajó con otro grupo, aunque esta vez la tarea consistía en hacer una pieza de origami (una rana o una grulla). Una vez finalizadas las piezas se pidió al segundo grupo —que no había ninguna actividad— que valorase qué precio tendría.
De nuevo, aquellos que habían participado haciendo la pieza de origami asignaron un precio mayor: $0.23 vs $0.05.
Es importante destacar que el efecto IKEA no trata solo de participar en la creación del producto: también es importante que se realice con éxito. Si el cliente o usuario no puede completar correctamente la tarea y disfrutar del producto, este valor añadido desaparece.
El «efecto IKEA» en los usuarios
Lo que tienes que recordar es lo siguiente: si el usuario puede crear algo y hacerlo con éxito, valorará más positivamente la aplicación o página web.
Algunos ejemplos aplicados al diseño de producto digital:
- Un onboarding en el que el usuario realiza algunas acciones, como configurar una pequeña característica, introducir su información personal…
- Poder personalizar el producto. Por ejemplo, crear skins, modificar el fondo de pantalla, la paleta de colores, el propio feed de contenidos, etc.
Eso sí, no te olvides de esta matriz: si el nivel de esfuerzo es demasiado elevado, perderás el efecto. Lo mismo con no ofrecer valor o que la contribución sea limitada.
Leyendo este último párrafo ya habrás deducido que encontrar el sweet spot requerirá de diferentes pruebas, pero para esto tenemos la investigación, ¿no? 👀
El «efecto IKEA» al diseñar
Este sesgo está muy relacionado con el sesgo del coste hundido: cuanto más tiempo inviertas en una tarea, más te costará dejarla (aunque sepas que quizás habría que probar otra solución).
Súmale a este hecho que el «efecto IKEA» puede hacer que además valores todavía más tu propia tarea, porque has trabajado tú mism@ en ella (como sucede con la caja de IKEA y el origami).
Apuntes finales
Los sesgos cognitivos son difíciles (o imposibles) de evitar, pero si los conoces podrás aprender a detectarlos y estar más alerta para no caer en ellos 🙂