¿Qué significa ser un/a diseñador@ resiliente? – Mi camino
Debo confesarte que este artículo no estaba previsto. Esta semana mi idea era compartir contigo sobre trucos de Figma, pero he creído más importante escribirte sobre la resiliencia. Y no te preocupes, lo de Figma llegará ;).
No quiero escribir sobre la resiliencia porque la palabra está de moda. Sencillamente siento la necesidad de escribir sobre ello, porque esta habilidad -por llamarlo de algún modo- va a ser muy necesaria en tu día a día.
Y da igual si eres junior, senior y súniorTM.
Necesitas dominar la resiliencia para progresar en tu carrera.
¿Qué es la resiliencia?
Según la APA (American Psychological Association), la resiliencia se define como la capacidad de adaptación que tiene un ser vivo frente a un trauma o suceso trágico, amenazas o otras fuentes generadoras de estrés (Southwick et al., 2014).
En resumen, la capacidad que tienes de recuperarte (o no) frente a los golpes.
No quiero que te suene a algo muy alejado del día a día o que he querido usar una palabra de moda… así que te lo explicaré con un ejemplo que, desafortunadamente, he vivido demasiado de cerca.
“Sobrevivir” a dos baneos seguidos en YouTube
El día 4 de abril era el gran día. El día en el tenía lugar, #zapatillasFromMars, el evento online que llevaba preparando varias semanas. Con casi 2.000 personas apuntadas.
Durante 5 tardes/noches estuve haciendo todo tipo de pruebas. Probé Zoom para hacer una reunión conjunta con los ponentes, vi cómo llegaba la señal directa a YouTube Live, qué pasaba si utilizaba OBS (o Streamlabs OBS), cómo sincronizar audio y sonido, compartir pantalla…
Llegó el sábado y yo era básicamente un saco de nervios. He hecho eventos offline, pero #zapatillasFromMars es un gran paso para mi: evento online, por streaming (nunca lo he hecho, pero con las pruebas tenía claro cómo hacerlo) y con casi 2.000 apuntad@s.
Y empezamos, todo coordinado y… al minuto, YouTube me baneaba el directo.
Después de hacer una breve reunión con tod@s los ponentes, decidimos que valía la pena probar otro directo en YouTube cambiando el texto de la descripción y sin compartir pantalla: simplemente daríamos a conocer la nueva dirección en redes tod@s y en cuanto pudiera, yo enviaría de nuevo el correo a los suscritos.
Y YouTube baneó también el segundo directo. No me lo podía creer.
¿Cómo recuperarse de un golpe?
Tantas pruebas, tantos nervios y tanta expectativa generada se iba directo a la basura. Y no hay forma bonita de decirlo, es así.
Todos los mensajes que recibí fueron maravillosos, tanto por parte de los ponentes como de todas las personas que estaban pendientes del evento.
Y esto me ayudó. Al igual que me ayudó la filosofía estoica (ya te he hablado de ella aquí). Me ayuda a no preocuparme por lo que no está bajo mi control.
Hice lo mejor que pude todo el resto: aprender, preparar y organizar el evento, hacer pruebas y la estrategia de comunicación… y falló lo que no podía controlar: YouTube.
Lo mismo sucede en el día a día. En el trabajo desarrollas propuestas de diseño, que después tienen que pasar por distintos stakeholders, revisiones y, finalmente, llegan a los usuarios.
En todos estos estados, todo puede fallar. Y no controlas nada de ello.
Puedes preparar una presentación de 10, pero si quien te escucha tiene un mal día, no funcionará. Y no será culpa tuya.
Y lo mismo sucede con un diseño que no gusta (a quien sea). Y esto es algo que no tienes que llevarte al terreno personal, porque te generará más desasosiego y tu respuesta no será desde la razón, sino desde la emoción… y según como lo gestiones, puede jugarte en contra.
4 habilidades de un/a diseñador/a resiliente
1. Nada es a título personal
Como dirían los ingleses, esto es un hard pill to swallow. Y es, a la vez, uno de los grandes problemas que tenemos como diseñador@s: que nos lo tomamos todo a pecho.
Cuando le has dedicado muchas horas y mimo a desarrollar una propuesta y después te la tumban, es difícil no sentirlo como un ataque.
¿No gusta o no funciona? De acuerdo. Pues probamos otra versión e incorporamos el feedback y continuamos.
Esto, ya te lo digo, no es algo que pueda hacer todo el mundo.
Pero si estás leyendo estas palabras, es porque estás decidid@ a probarlo.
Y la única forma de hacerlo es ser consciente de tu talento, tus habilidades y de tu capacidad única de coger la información existente e irla convirtiendo en propuestas.
Deja de atar tus proyectos a tus emociones.
2. Escucha, empatiza y trágate el ego
Creo que te estoy oyendo: ¡Oh, sí! ¡otra vez esta manida palabra!
La incluyo porque es importante. Esta semana, más allá de este suceso con YouTube, he lidiado con situaciones un tanto complejas a nivel emocional.
A veces se crean desacuerdos dentro de un mismo equipo, en las que varias personas han vivido una misma situación de forma diferente, principalmente debido a sus propias circunstancias.
Y en estos momentos es muy difícil separar el cómo te sientes tú (de atacad@, menospreciad@, ignorad@) de todo el resto.
Lo que sale automáticamente es enfurruñarse y dejar que el problema se quede allí, porque nadie da su brazo a torcer.
Si ves esto, no dejes que se estanque… porque destruirá al equipo.
Acércate a esas personas y busca conversar con ellas. Pregúntales primero cómo se sienten, entiende el por qué, házselo visible y después, explícales cómo te sentiste tú.
Sin estas conversaciones se irán al traste equipos, proyectos, relaciones y mil cosas más.
3. Reencuadra problemas
Cambiar el enfoque de un proyecto cambia al 100% cómo te sientes al respecto.
Y si te fijas, es lo que te he propuesto en el ejemplo anterior: en lugar de enfadarte, dejar que se enquiste y no solucionarlo, te he propuesto que cambies el enfoque y te acerques a esas personas.
El resultado es 100% distinto.
Las personas resilientes suelen ser no caer en el “¿Por qué a mí?” sino en el “¿Cómo podemos mejorar esta situación?”
Ya sea una reunión complicada que no va hacia donde quieres, un proyecto que se tuerce, unos datos que no salen como esperabas… todo cambia si cambia tu punto de vista.
4. No digas “he perdido el tiempo”
Cuando empecé a diseñar sentía que si el proyecto no salía, había tirado el tiempo.
Me daba la impresión de que había tirado a la basura semanas o meses enteros, en los que había trabajado de forma muy intensa para cerrar ese proyecto.
Y de repente, todo quedaba en nada.
Empezó a cambiar todo cuando me lo tomé como un: vale, no ha salido, pero por el camino he aprendido X.
Así que en realidad no era tirar el tiempo al 100%. Lo invertía en un proyecto que, si no salía, por lo menos me daba algo nuevo de conocimiento 🙂
Apuntes finales
Como todo, es querer hacerlo.
Evidentemente es mi veces más fácil quejarse de todo, de compañeros de equipo, de proyectos que no salen, de clientes inútiles…
Pero dime, ¿te aporta algo?
Se resiliente es utilizar lo que sucede y aprovecharlo.