Metro de NYC: ¿diseñas para el diseño o para el usuario?

Desde que lo vi por primera vez en una clase de diseño, siempre había idolatrado, en cierto modo, el mapa del metro de Nueva York diseñado por Massimo Vignelli en 1972.

Para alguien que quiere dedicarse al diseño, ver ese mapa era como tener una revelación: líneas tiradas con precisión, ángulos de 45 o 90 grados, información del número de parada, las calles, conexiones entre estaciones… y además, todo hecho con la omnipresente Helvetica y una paleta de colores muy bien escogida.

Todo bien hasta que vi un breve documental de Gary Hustwit sobre el rediseño y digitalización del mapa realizado por Work & Co. este 2020 que me di cuenta de que el diseño de Vignelli no es *tan* bueno.

Un poco de contexto: orígenes del mapa del metro de NYC

El metro fue desarrollado por tres empresas distintas en 1904 y no fue hasta 1940 que se unieron bajo una sola y diseñaron el primer mapa del metro.

Los primeros mapas (1940-1964) todavía tenían tres colores, que identificaban cada operadora de metro, no cada línea. Estos primeros mapas, además, se basaban en los diseños que se hacían en Europa, especialmente los del metro de Berlín y el de Londres.

Mapa del sistema de metro de NYC (1948) — Fuente.

A principios de los años 60 el mapa dejó de tener sentido, porque se construyeron más líneas, se unieron las tres operadoras de metro y nació la corporación pública que gestionaría el transporte, la NYCTA (o simplemente, TA, Transit Authority).

Fue entonces cuando se llevó a cabo un concurso para el diseño del nuevo mapa que además tenía que ser geográficamente correcto. R. Raleigh D’Adamo (¡un abogado!) propuso la idea de que cada línea tuviera un color diferente, hecho que ayudaría a comprender mejor los trayectos.

En su propuesta no aparecían los nombres de las estaciones y su propuesta gráfica resultaba confusa cuando se juntaban varias líneas.

En 1967, tres años después, se publicó el nuevo mapa, que contenía algunas de las ideas de D’Adamo. Este mapa identificaba el número de la ruta, diferentes colores para cada línea de metro y el nombre de las estaciones.

Mapa del sistema de metro de NYC (1967) — Fuente.

Un año después, a raíz de varios problemas, nació la MTA (Metropolitan Transportation Authority), dejando todo lo que había hecho la TA en tierra de nadie.

Unimark, donde trabajaba Vignelli, fue la empresa contratada para rediseñar la imagen de marca y, claro está, el resto de elementos, incluido el mapa.

Como ves, durante estas décadas reinó el caos y la dificultad para representar correctamente las líneas de metro era muy evidente.

Vignelli y el mapa de metro de NYC

En 1971 Vignelli dejó Unimark para fundar Vignelli Associates con su mujer, Lella Vignelli.

El mapa que diseñó trataba de clarificar la confusión existente con las líneas, de modo que optó por representarlas en un diagrama: cada estación se representaba con un punto y las líneas tenían ángulos de 45 o 90 grados. Mantenía, eso sí, la identificación cromática de mapas anteriores.

Detalle del mapa del metro de NYC diseñado por Vignelli (1972)

 

Mapa del metro de NYC diseñado por Vignelli (1972) — Fuente.

El nuevo mapa se publicó el 7 de agosto de 1972 y pronto empezaron las críticas.

La propuesta de Vignelli era muy geométrica y abstracta, pero estaba llena de anomalías, precisamente porque se había diseñado como un diagrama, no como un mapa: los parques eran de color gris, no verde, el color de los ríos era beige, no se identificaban los barrios y Central Park, que tiene forma rectangular, era un cuadrado tres veces más pequeño que lo que tenía que haber sido.

Tanto para habitantes como para turistas era muy difícil identificar el subsuelo con lo que había encima, de modo que el mapa confundía más que ayudaba. En algunos casos, incluso, se representaba la parada en una posición que no era la real.

El mapa se convirtió en objeto fetiche de los diseñadores de la época e incluso hoy en día sirve como merchandising de Nueva York.

Es bastante curioso, especialmente teniendo en cuenta que se puede considerar un diseño fallido: fue diseñado pensando en simplificar la información y no en quienes tenían que utilizarlo.

Pero, ¿fue fallo de Vignelli? No exactamente. Según este artículo del New York Times él planteó cuatro mapas, que colectivamente debían dar al usuario toda la información que necesitaba, tanto geográfica como verbal. MTA decidió lanzar solo uno de ellos, el que has visto antes.

1978: el rediseño de Hertz

Solo 6 años después la MTA cedió a las críticas y sustituyó el mapa de Vignelli por un diseño con más precisión geográfica y con más referencias al «mundo real».

Detalle del mapa del metro de NYC diseñado por Hertz (1978) — Fuente.

 

Mapa del metro de NYC diseñado por Hertz (1978)— Fuente.

El nuevo diseño surgió de un comité, en el que John Tauranac (escritor) estudió varios diseños y buscó información para diseñar el nuevo y Nobuyuki Siraisi (pintor y diseñador japonés) viajó en cada línea de metro con los ojos cerrados para sentir las curvas en las rutas.

En resumen incluía los nombres de las calles, barrios y otras referencias, Central Park tenía su forma original, el agua volvía a ser azul y no beige y se corregía, entre otros aspectos, la rigidez de las líneas y los ángulos definidos por Vignelli.

El propio Hertz escribió en 2010 sobre su versión del mapa en «A defense of the map» y expuso su opinión sobre el de Vignelli en «Massimo’s metro map milanaise».

Hertz dijo en una entrevista en 2012 que «yo diseño mapas de metro y él (Vignelli) afirma diseñar mapas de metro». Vamos, que tenían una relación un poco… tensa.

Apuntes finales

Cabe decir que entre cada uno de los diseños hubo también varias versiones que trataban de encontrar la mejor versión posible del mapa… y como ves, casi siempre terminaban en un rediseño completo y con algún ego herido por el camino.

Es importante conocer la historia y el contexto de lo que se nos cuenta. Vignelli pasará a la historia como el diseñador del mapa del metro de NYC —aunque hizo muchísimas cosas más—, pero la versión actual no es la suya y la que hizo, pese a ser alabada por diseñadores constantemente, no funcionaba del todo bien una vez la hicieron pública.

Eso sí, su propuesta influenció las posteriores de forma más que evidente (incluso la digital que te enlazaba al principio del artículo): el uso de la Helvetica, el recurso del sistema cromático y el manual de identidad son trabajos increíbles.

Me gustaría que este artículo te sirviera como ejemplo para tener siempre en cuenta a quien va a utilizar lo que diseñas.

Diseñar para el diseño, no. Diseñar para quien lo va a utilizar… siempre. Nada te librará de aprender e iterar, pero por lo menos, que la base sea la correcta.

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