Las herramientas no te convierten en diseñador/a

Herramientas vs ser diseñador

Cuando era pequeña no sabía que existía una profesión llamada diseño. Dibujaba mucho y me entretenía desmontando electrodomésticos para entender como funcionaban, pero nunca me había parado a pensar que alguien los había diseñado.

Todo cambió cuando trajeron un ordenador a casa y configuraron el módem. Puedo considerar que empecé a «diseñar» páginas web con 11 años. Conseguí convencer a mi madre para comprar mi primer dominio en 2005, cuando apenas tenía 14 años.

Descubrí que las páginas web «se hacían» con Photoshop, y que el código podía escribirlo en FrontPage o Dreamweaver. Aprendí a hacer máscaras, añadir efectos a los textos, hacer el efecto glossy en un botón, recortar imágenes utilizando la varita mágica, cortar un diseño en sectores para exportarlo después a HTML con tablas… los dominaba todos los atajos de teclado.

Si llevas suficiente tiempo en este campo, sabes de qué hablo:

Sectores en Photoshop

Me lo pasaba muy bien, y dedicaba muchas (muchas) horas enfrente del ordenador absorbiendo todo lo que podía, invirtiendo horas en foros y leyendo tutoriales.

Pero había un problema: estaba aprendiendo a usar la herramienta, no a diseñar.

Saber usar una herramienta no es lo mismo que saber diseñar

Sé que suena a obviedad, pero lo es solo cuando te paras a pensarlo.

Me sigue sorprendiendo que las redes sociales estén llenas de vídeos y capturas de nuevos programas que aparentemente solucionan todos nuestros problemas. Plataformas como Twitter (X), TikTok o LinkedIn premian la interacción, y no hay mejor manera de conseguirla que mostrando algo espectacular que has logrado con una determinada herramienta.

Yo misma he escrito muchos artículos sobre Figma, Penpot, Framer e inteligencia artificial. Porque sí, las herramientas importan. Son las que nos permiten ejecutar una idea y convertirla en realidad, colaborar con el resto del equipo y ser más eficientes.

Pero también son una trampa.

Cada vez que se viraliza una nueva herramienta, siempre hay alguien que empieza a pensar que pronto quedará obsoleto/a. Como si no estar a la última significara que su trabajo tiene fecha de caducidad.

Esto no es nuevo: nos pasó cuando pasamos de QuarkXPress a InDesign, de Fireworks a Illustrator, de Photoshop a Sketch, de Sketch a Figma… y ahora con todas las herramientas que integran inteligencia artificial o que permiten una implementación casi immediata del diseño. Por no hablar de las herramientas no-code.

¿Nos van a reemplazar las herramientas de IA?

La respuesta corta es no, pero sí está cambiando la forma en que trabajamos.

Con las extensiones adecuadas, Figma ya genera prototipos en segundos. Midjourney y Adobe Firefly genera imágenes enteras sin esfuerzo. Lovable desarrolla una aplicación entera con solo un prompt. Si el valor que aportas es saber usar un software, entonces sí, estás en riesgo.

Pero el diseño no es mover píxeles. Es entender el problema, plantear las soluciones adecuadas, priorizarlas, iterarlas, mejorar la experiencia y pensar en el impacto.

La inteligencia artificial puede hacer prototipos rápidos e incluso asistir en las etapas de brainstorming y priorización, sí. Pero lo que importará cada vez más es la artesanía, la perspectiva, el buen juicio y la autonomía para ejercer un criterio propio en la toma de decisiones.

Quedarte solo con la herramienta es peligroso. No porque la inteligencia artificial te vaya a reemplazar, sino porque si tu único valor es saber utilizar una herramienta, cualquiera que la aprenda podrá hacer tu trabajo.

Piensa antes de diseñar

Ahora que lidero un equipo de diseño, me doy cuenta de que lo que más importante no es solo cómo usamos las herramientas, sino cómo se gestiona un proyecto, cómo enfocarlo considerando el contexto del proyecto y las necesidades del negocio, cómo comunicar decisiones y cómo hacer un buen handoff.

Además, un buen perfil de diseño debem conocer los fundamentos de UI, la teoría del color, lo máximo posible sobre tipografías y su buen uso, retículas, métricas, conceptos de marketing y producto, etc.

Quizás mi metodología es un poco «exagerada», pero jamás empiezo a diseñar nada sin antes bocetar en papel con un lápiz.

¿Por qué?

Porque no quiero que la herramienta condicione el resultado.

Cuando utilizaba Photoshop como punto de partida, mi diseño estaba limitado por lo que sabía hacer con la herramienta en ese momento. Eliminaba mi capacidad de pensar “más allá”.

Si hay algo que quiero que recuerdes, es esto: las herramientas limitan tu capacidad de reflexionar sobre el problema y su solución.

Piensa primero, diseña después. Usa papel, pizarra o lo que prefieras, pero no te saltes el proceso de conceptualización. Y cuando tengas clara la dirección, usa la herramienta que mejor se adapte: si es Figma, Figma. Si es otra, usa esa otra.

Sobrevive a la vorágine

Cada semana aparece una «nueva herramienta revolucionaria». Si intentas dominarlas todas, acabarás como Homer en la planta nuclear.

No caigas en la trampa de creer que el diseño está en el software. Figma, Sketch, Framer, IA… son solo medios para ejecutar una idea. Lo importante es qué idea quieres ejecutar.

Así que antes de abrir un programa o escribir un prompt, hazte una pregunta: ¿Qué problema estoy resolviendo?

Si no puedes responderla, todavía no necesitas una herramienta. Necesitas pensar.

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