Entrevista a Bikolabs, el estudio (de diseño) de Biko
¡Hola Ujué! ¡Hola Karlos! Para quien no os conozca, ¿podríais explicarnos un poco de vuestra historia?
Nuestra historia y la de Bikolabs tiene como punto de unión Biko, pero para llegar lo hemos hecho por caminos diferentes:
Karlos: Llevo desde el ’98 dedicado a lo tecnológico, pero siempre con una mirada un poco especial: por su relación con la economía social, el activismo o las periferias artísticas. Luego recalé en Biko, pero manteniendo la idea de mestizar lo tecnológico, aquello que Maeda llamó diseño computacional, es decir, explorando la tecnología no solamente como un elemento que nos permite hacer cosas, sino también cómo vivir el mundo en el que estamos. Y de ese interés nació la idea de crear el estudio de experimentación que es Bikolabs.
Ujué: Durante muchos años estuve trabajando en Biko como diseñadora, consultora de marketing digital y experiencia de usuario. Pero hace unos años sentí la necesidad de profundizar en algunos de los temas que más me apasionaban y me lancé a realizar un master en Investigación en Psicología de la persuasión y el cambio de actitudes, y posteriormente un doctorado en Psicología. Mi tesis doctoral, titulada «La influencia de los algoritmos en las decisiones y juicios humanos. Experimentos en contextos de política, citas y arte» es un fiel reflejo de mis inquietudes de conocimiento, porque aúna los temas de tecnología, comportamiento humano e influencia.
El punto de unión entre ambos fue el recién creado estudio Bikolabs dentro de Biko, porque nos permitía explorar juntos la relación entre las personas y la tecnología.
¿Qué es Bikolabs?
Para definirnos solemos usar (o abusar) de los paréntesis : “Bikolabs es el estudio () de Biko”. Nosotros en esos paréntesis introducimos muchas cosas: de investigación, diseño, especulación, intervención, futuros… Podría parecer que no queremos definirnos, pero lo que nos pasa es que lo queremos todo.
Indefiniciones aparte, tenemos una aproximación con la que nos sentimos cómodos: en Bikolabs investigamos y modelamos la interacción presente y futura entre personas y tecnología.
Somos muy defensores de tener un espacio de reflexión en el diseño, con capacidad de acción. Creemos que este es un esfuerzo por el que las empresas tendrían que apostar. Si queremos diseñar esos productos y servicios que luego usaremos, qué mínimo tener un tiempo para una reflexión ordenada.
Nosotros en Bikolabs nos valemos de nuestros diseños de objetos-prototipos, nuestros experimentos empíricos y nuestras intervenciones artísticas para visualizar en acción cómo imaginamos el futuro. Por eso, para nosotros es muy importante tener tiempo para reflexionar en ese futuro, diseñarlo y simular cómo viviremos en él.
¿Cómo os relacionáis con el mundo del diseño?
A nosotros nos cuesta definirnos como diseñadores, aunque nos relacionamos con el diseño a diario. Todo es diseño y además se podría decir que todos y todas hacemos diseño: diseño visual, UX, UI, de estrategia, de transición, incluso de futuros. Pero cuando tenemos que definir si somos diseñadores o qué es ser diseñador, ahí es cuando nos entran más dudas.
Por nuestra práctica diaria, en el estudio podríamos decir que sobre todo somos observadores del diseño; vemos las implicaciones que tiene, en lo ético, en político, en la propia creación de la profesión del diseño. Y en ocasiones lo podemos mirar con otras gafas, como las de la investigación o las del arte. El diseño en nuestro sector tiene su fin pegado al producto de diseño, no como ocurre en el arte, que se trasciende a sí mismo. O en la investigación que tiene unas reglas formales previas, donde el diseño no es autónomo, sino una fase más en un proceso de producción de la realidad.
A esto se le añade que el diseño ahora está sometido a la tecnología. Cada vez más el diseñador está asociado a sus herramientas; un diseño descrito como la amalgama de saberes técnicos y tecnologías que configuran la disciplina.
Por todo ello, nos cuesta definirnos como diseñadores y por eso, puestos a elegir, seríamos más bien diseñadores mestizos.
Una de las cosas que hacéis en Bikolabs es investigar. ¿Cómo es trabajar como investigadores en Bikolabs? ¿En qué consiste ese trabajo?
En Bikolabs tenemos una serie de líneas de trabajo en las que, con más o menos intensidad, siempre estamos trabajando. La mayoría con el foco en la relación entre las personas y la tecnología, aunque también temas más periféricos como el del arte. Por cada uno de ellos, realizamos una exploración para comprender mejor sus pros, sus contras, sus características particulares, etc.
Pero, además, si en alguno de ellos nos surge una pregunta concreta que nos apremia responder, hacemos lo que se considera investigación empírica: es decir, diseñamos un experimento, normalmente de laboratorio, con las variables que queremos medir y las que necesitamos controlar, nos empapamos del marco teórico existente hasta el momento, ajustamos el procedimiento del experimento que queremos realizar, lo pre-registramos incluso y, una vez obtenidos y analizados los resultados, mandamos el paper resultante a revistas científicas para su publicación.
Es nuestra forma de responder a aquellas preguntas que nos generan curiosidad pero no están resueltas y, de paso, devolver conocimiento al campo científico del que tanto tomamos prestado cada día.
Veo que durante los últimos años habéis trabajado en Bikolabs el tema de la economía del comportamiento (behavioral economics). ¿Qué tiene que ver con el diseño? ¿cómo influye en las decisiones de las personas?
Behavioral Economics es la disciplina que estudia cómo nos comportamos las personas en decisiones económicas desde una perspectiva psicológica, con el objetivo (¡y esto es lo importante!) de intervenir en ellas. Su impacto ha sido tal que gobiernos, empresas e instituciones de todo tipo están ya aplicando BE para modificar comportamientos en temas económicos y no económicos, y algunos de los investigadores insignia en este tema han sido galardonados con el premio Nobel de Economía en los últimos años.
¿Qué relación tiene con el diseño? Diríamos que todo 😄 De hecho, desde BE se consideraría a los diseñadores “arquitectos de decisión” por su capacidad para condicionar cómo se presentan las opciones de decisión a sus usuarios.
De hecho, algunos de los mecanismos psicológicos que se utilizan en BE para empujar el comportamiento de los usuarios han sido usados por los diseñadores de interfaces durante años. Por ejemplo, como diseñadores hemos explotado mucho el sesgo del status quo cuando dejábamos marcadas por defecto ciertas acciones que nos interesaba que el usuario validara (como la suscripción a una newsletter). Este uso del “default”, del “por defecto”, para dirigir el comportamiento, sabíamos que era efectivo, aunque no conociéramos este “truco” por ese nombre. Sin embargo, pocas veces nos hemos parado a pensar por qué o cuándo funcionaba. BE pone el foco en esas preguntas. Por ejemplo, en el caso del default, su éxito puede deberse obviamente a la pereza del usuario, pero también a su interpretación de que la opción marcada por defecto refleja la norma social consensuada en ese contexto, lo que la mayoría considera adecuado hacer.
Toda la corriente de BE, y más ampliamente del diseño del comportamiento, permite comprender cómo decidimos las personas en diversos ámbitos y cuáles son los mecanismos psicológicos que pueden modificar esas decisiones. Además, se trata de una disciplina vertebrada por la investigación empírica. Toda intervención de BE debe ir acompañada de un experimento empírico que demuestre su eficacia.
Pero como toda tendencia, el BE también tiene su cara B. En nuestros talleres sobre el tema analizamos desde una mirada crítica qué limitaciones tiene esta disciplina y cómo está afectando a decisiones de calado social.
¿Hay algún modelo mental o sesgo cognitivo en particular que consideráis que deben tenerse muy en cuenta en diseño?
Hay un meta-sesgo, un sesgo en el reconocimiento de otros sesgos, que es clave en nuestro trabajo de diseño y en nuestra vida cotidiana. Se trata del “bias blind spot” o sesgo del punto ciego. Como su nombre indica, es la tendencia a creer que somos menos proclives que los demás a sufrir sesgos de juicio, a no percibir cuándo estamos actuando de forma sesgada, aunque sí identifiquemos los sesgos en otros.
Este meta-sesgo provoca que confiemos en exceso en nuestra propia percepción de la realidad y que infravaloremos las opiniones del resto, a quienes consideramos sesgados. Además, el sesgo del punto ciego nos otorga la falsa sensación de poder predecir el comportamiento y las motivaciones ajenas, aunque consideremos que es imposible que otros sean capaces de intuir nuestros propios pensamientos, sentimientos o motivaciones.
Antes fuisteis diseñadores web, desarrolladores front-end… ¿Qué os llevó a hacer este cambio?
En mi caso (Ujué), después de estar muchos años como diseñadora y UX, sentí la necesidad de comprender mejor el comportamiento humano y entender los porqués de nuestras decisiones, y cómo nuestra relación con la tecnología impacta en ellas. Mi trabajo hasta entonces se había centrado en los qués y los cómos, así que me faltaban los porqués. Y ya sabemos que preguntar a los usuarios sobre los porqués no es una buena estrategia. Por eso me decanté por aunar investigación, psicología del comportamiento y tecnología. Para ello volví a la Universidad y me formé en investigación en Psicología, persuasión e influencia de la tecnología en las decisiones.
Para mí (Karlos) el código y las comunidades siempre han sido un espacio social. En los primeros tiempos del software libre incluso un espacio de emancipación. En esos espacios sociales pude ver la tecnología desde el activismo o el arte. Para estar más cerca de ese movimiento montamos nuestra cooperativa de desarrollo de software libre (Investic). Esto me permitió seguir explorando esas periferias creativas pero también comprender el sector digital y sus mercados. En este proceso observé que muchas personas usaban el código como una forma de expresión, como otros lo hacen con la música, la cocina, etc. Pero me di cuenta que en nuestro sector ese mestizaje no se suele dar fácilmente y empezamos a visualizar y materializar esa “interzona” que ahora se llama Bikolabs.
¿Qué software y apps utilizáis más en vuestro trabajo? ¿Por qué?
Por nuestro trabajo de investigación, usamos herramientas orientadas a recopilar información relevante, como Obsidian y Mendeley. Este último es un gestor bibliográfico que nos ayuda a ordenar las referencias de los papers que leemos. Además, usamos herramientas como Qualtrics para montar los experimentos o Jamovi para analizar estadísticamente los resultados de estos experimentos.
Por otro lado, realizamos intervenciones que nos llevan por lugares variados, algunos de los proyectos que usamos son más visuales. Somos muy del Team entornos basados en nodos, como Cable.js, vvvv o ahora blender con su Geometry Nodes. Para el arte generativo, P5js, y por la electrónica creativa siempre llevamos una Raspberry pico. En la parte de Machine Learning, por ejemplo, usamos Google Colab y Runway.
Por curiosidad, ¿qué pinta tienen vuestras semanas en Bikolabs?
Nuestros calendarios en general suelen estar bastante limpios. Sólo tenemos como fijo el daily online de primera hora para contarnos el plan de día y pedirnos ayuda si lo necesitamos y una reunión que llamamos de abordaje el martes para planificarnos la semana y discutir qué nuevos temas han salido en los días previos. Ahora mismo estamos cuatro personas en el estudio y esas pequeñas liturgias nos vienen bien para estar todos a una. Esta reunión es a veces también la excusa para socializar entre nosotros, por lo que procuramos que sea presencialmente en una cafetería.
El resto del tiempo trabajamos en remoto, en conversación improvisada continua por Meet para discutir temas, compartirnos descubrimientos… y desde luego con muchos momentos en solitario para reflexionar y leer.
Además, al pertenecer a Biko, que es una empresa que se guía por un modelo de organización sociocrática, también participamos en cuestiones organizativas de la compañía con otros miembros de la empresa, lo que evita el riesgo de aislamiento y cambia la agenda de algunos de nuestros días.
En general, ¿quién o qué te inspira e influye en tu trabajo?
Dado que estamos todo el día explorando, investigando, experimentando… entendemos que es imprescindible luego poder compartir con el mundo lo que descubrimos. Para esa tarea de contar historias, una de nuestras mayores inspiraciones es The Pudding. Su uso del humor y su estilo narrativo ha marcado un antes y un después en nuestra forma de compartir conocimiento. De hecho, gracias a ello hemos empezado a utilizar un nuevo formato (el scrollytelling) para contar nuestras historias. Ejemplo es nuestra intervención irónica sobre Empatizar con las IAs.
Y luego, como estudio que imagina futuros y reflexiona sobre el impacto de la tecnología en la vida de las personas, Superflux ha sido otro de nuestros referentes constantes. Nos encanta su narrativa visual para mostrar hoy las contradicciones del mañana. Antes de conocerlos ya estábamos muy alineados, como se puede ver en nuestro prototipo de asistente Sebastian. Supongo que es por esa similitud que nos gustan tanto 😜
Mostrarnos tres diseños (apps, cartelería, web, industrial, etc.) que os inspiren – solo imágenes o vídeos
Zach Lieberman Artista generativo:
Makenoise, instrumentos sonoros:
Y Superflux, of course:
¿Qué consejo ofreceríais a aquellos que comienzan a diseñar?
El problema del diseño, bajo nuestro punto de vista, es que tiende a construir estándares, a que todo sea exactamente igual para que yo no tenga que aprender tantas veces. Por eso los sistemas de diseño, el desarrollo basado en componentes, etc. El problema es que cuando dejamos de aprender, dejamos de conocer y eso genera mucha insatisfacción en la profesión. Tener una mirada crítica respecto a lo que hacemos y asumir que esto es una carrera de fondo es algo que un diseñador que se inicia en la profesión tendría que tener en cuenta. De lo que se trata es de conectar puntos y para eso se necesita paciencia e ir ganando experiencia. Por eso es importante darle margen a la reflexión más allá de la técnica.
Otro punto importante es que el diseñador sea consciente del contenido ideológico de las herramientas con las que trabaja. Los diseñadores son hiper-esclavos de las herramientas para las que trabajan.
¿Y a los que ya tienen algunos años de experiencia?
Bueno, si llevan muchos años en la profesión y no han considerado necesario virar su perfil como hemos hecho nosotros, ¡igual son ellos los que nos tienen que dar consejos a nosotros! 😀Bromas a parte, lo que nos parece que te aporta una experiencia amplia en nuestro sector es la posibilidad de practicar el mestizaje, de mezclar tu expertís con el de otras áreas, de presentarte en ambientes y trabajar con personas que son ajenas a tu profesión. A nosotros es algo que nos gusta mucho.
Este mes, por ejemplo, hemos participado en el Festival Arte & Ciencia presentando nuestra investigación sobre arte e IA, y también en el Festival GetxoPhoto para hablar de la intervención artística que hicimos en el Kursaal Donostia, “Denbora Latente”. Discutir con científicos y artistas en estos dos ambientes tan diferentes a nuestro día a día nos ha resultado de lo más enriquecedor.
¿Qué tres libros recomendáis?
- ‘Las trampas del deseo‘, de Dan Ariely, sobre economía conductual, pero sin la parte ideológica que luego otros autores le han sumado (como la de Thaler y Sunstein en ‘Nudge‘).
- ‘Realismo capitalista: ¿No hay alternativa?‘, de Mark Fisher. “Estamos diseñando un mundo donde la nueva generación, en esa cultura rápida, ahistórica y antimenemónica, el tiempo siempre vino cortado en micro rodajas digitales predigeridas”.
- Cualquiera novela de Ursula K. Le Guin. En un mundo con exceso de mala distopía, los mundos de Ursula son una delicia y como decía ella: “La ciencia ficción es una inmensa metáfora”.
Por último, ¿hay algo que queráis promocionar o enseñar?
Quizá, para entender mejor el enfoque investigador del que hemos hablado, compartiros nuestro último paper, publicado en la revista Frontiers en colaboración con Helena Matute de la Universidad de Deusto, y titulado “Assessing Emotion and Sensitivity of AI Artwork”. El paper muestra cómo los estereotipos que tenemos sobre las capacidades creativas de las IAs pueden afectar a la experiencia de consumir sus obras de arte.
Y, respecto del tema de Behavioral Economics, la guía-juego para principiantes que compartimos online hace unos meses.
Gracias por vuestro tiempo 🙂
¡Gracias a ti por la entrevista!